sábado, 10 de abril de 2010

¡Fuera relojes! (Feb-2010)


¿Cuánto tiempo es mucho y cuanto tiempo es poco? Es una pregunta difícil de responder cuando se trata del juego previo. Para algunos, esa antesala al revolconcito es una de las partes más importantes del acto sexual. Yo digo que para todos debería ser de suma importancia. En ese momento las caricias, los lengüetazos, los mordiscos, la fricción de los cuerpos y los besos se convierten en los protagonistas, y cualquier movimiento se vuelve una pequeña representación de lo que está por venir. Un beso con buena lengua, por ejemplo, imita la penetración antes de que ésta ocurra y sin necesidad de mucha imaginación, ese beso invasor puede lograr que la adrenalina y la excitación suban y, por consiguiente, algunas cosas se humedezcan. Las manos también son herramientas de primera. Esos veinte dispositivos de exploración muchas veces hacen todo el trabajo cuando se trata de preparar y dejar listo el terreno para finales felices. Cuando las manos toman el control de la situación, cerrar los ojos y dejarse llevar por las sensaciones que se perciben (temperatura, humedad, textura) es otra manera segura de aumentar los picos de emoción antes de llegar al orgasmo. Cuando se aprende a disfrutar del prólogo sexual, este llega a ser tan entretenido y divertido que se vuelve casi indispensable (habrá ocasiones en que las ganas obliguen a entrar directo a lo que vinimos). Es como cuando vamos al cine y presentan los cortos que nos dan una probadita de lo que nos espera después (siempre y cuando no sea una peli de Freddy Krueger o Chucky, claro está). Lo cierto es que si el tiempo no es una limitante, además de necesario, el juego previo debería ser obligatorio. En el caso de las mujeres, es la única manera de lograr la lubricación natural y necesaria para que todo vaya resbalado y la relación sea placentera. No sólo para nosotras, ojo, para ellos también pues cuando logran provocar cierto grado de humedad en su pareja se les nota la carita de felicidad y evitan además fricciones que puedan resultar dolorosas. Durante el preludio o juego previo, se recomienda practicar una excesiva filantropía, es decir mucha generosidad entre las partes para demostrar nuestro amor al género humano, aunque sea representado en la persona que tenemos al frente o encima o debajo. No hay que guardarse nada de cariño, que no se va a acabar. A mi parecer no importa en realidad cuánto tiempo se extienda el “foreplay” en tanto se acabe cuando ambas partes estén listas para pasar a la siguiente fase del plan, o bien cuando los dos estén ya satisfechos. Porque suele suceder que el preludio se disfruta y prolonga tanto que dura hasta que ya no es necesario pasar al segundo acto y final, por lo menos por el momento. ¿A quién no le ha pasado que, literalmente, se le va la mano y “colorín-colorado-muchas-gracias”? Igual, en ese caso, si ambos lo disfrutaron ¿qué importa? Siempre se puede descansar un rato y empezar el segundo tiempo de un juego en el que no sólo todo se vale, sino que meter mano es requisito fundamental.

No hay comentarios: