miércoles, 20 de julio de 2011

¿Vírgenes o suicidas?

(Este dibujo de Munguía, famoso caricaturista tico, representa una parodia de los Caballeros Templarios, con la misión de proteger a las Vírgenes Consagradas)
En una columna de otro tiempo, hablé una vez acerca de la virginidad. Qué difícil es abordar ese tema que ha sido tan mitificado, pero sobre todo con tanto sesgo de género porque bien es sabido que si hay algo sobreestimado en nuestra sociedad es la virginidad femenina.
Porque con los hombres la cosa se da en función inversa a lo que pasa con nosotras: entre más jóvenes ellos puedan decir que la perdieron, más cargas son. A nosotras nos pasa lo contrario, si dejamos de ser vírgenes muy chamacas, mayor probabilidad tendremos de ser catalogadas como zorras, aunque lo único que hayamos hecho sea un poco de exploración, a lo cual tenemos el mismo derecho que los hombres.
Claro que para ellos jamás habrá polvo más preciado que aquel en el que “rompen” o “abren camino”, porque saben que están marcando un territorio y con tinta casi indeleble. Por eso muchos se escandalizan o tratan de no pensar en eso si se enteran de que la mujer que aman (cuando se enamoran) ha estado con otros. Algunos incluso prefieren hacer de cuentas que son los primeros, como en el video de abajo.
Todo este tema me viene a la mente por una reciente noticia acerca de la reinstauración de un rito católico en el que las mujeres, sin convertirse en monjas, consagran su virginidad a Dios (y ojo, hasta tienen Facebook). Para mí cualquiera de las dos opciones (monja o virgen consagrada) suenan a suicidio.
Los seres humanos, hombres y mujeres por igual, somos seres altamente sexuales. Es más, somos de las pocas especies que practican el sexo recreativo (¡y que si es recreativo!). Además, está científicamente comprobado que disfrutar de la sexualidad plena no sólo es una necesidad sino un derecho elemental de todo ser humano.
Yendo más allá, hay más que suficientes testimonios de la mayoría de las personas que “eligen” la castidad terminan buscando “formas alternativas” de satisfacer su deseo sexual, manteniendo sus votos con base en un tecnicismo que, generalmente, se devuelve en algún momento a patearles el trasero.
A la pregunta de si tomarían la decisión de vivir el resto de su vida sin sexo, un 28% contestó que NO pero una abrumante mayoría del 65% decidió irse a los superlativos con la respuesta y respondió que JAMÁS. Sólo un 4% dijo que sí (y aún así creo que fue alguna de mis amistades, sólo para vacilarme) y el 2% respondió que podría considerarlo eventualmente.
Eso quiere decir que, afortunadamente, la Orden de las Vírgenes Consagradas por estos lados no se ganaría ni una peseta.

Costa Rica: un país de contrastes...¡hasta en su desarrollo!


El pasado 13 de julio, en el auditorio de la Universidad Latina sede San Pedro, se llevó a cabo la conferencia titulada “Paradojas, indicadores y desafíos del desarrollo nacional”, impartida por el director del Programa Estado de la Nación, Miguel Gutiérrez Saxe.
El Rector de la Ulatina, Walter Bolaños, fue el encargado de decir las palabras inaugurales y de presentar al conferencista, quien inició su charla diciendo que el nuestro es un país singular con gran fortaleza institucional pero a la vez con grandes paradojas en su desarrollo.
Un ejemplo de esas paradojas, y talvez la más clara de identificar por cualquiera, es que somos un país alfabetizado pero no muy educado. Según Gutiérrez, en Costa Rica prácticamente todas las personas saben leer y escribir, pero el acceso a la educación integral (llámese diversificada y universitaria) es cada vez menor, además de las tasas de deserción estudiantil.
Otra paradoja en el desarrollo de nuestro país, citada por Gutiérrez, es que los ticos nos preciamos mucho de la igualdad entre nosotros, pero la desigualdad va en continuo aumento.
A lo largo de la conferencia, el expositor mostró datos y gráficas con estadísticas de diferentes indicadores como la tasa de mortalidad infantil, la esperanza de vida al nacer y el acceso a la seguridad social en la población, para sustentar su ponencia.
Al cierre de esta nota, Gutiérrez estaba comentando la octava paradoja presente en el desarrollo de Costa Rica.

miércoles, 13 de julio de 2011

Les cuento un cuento: El parque de Las Españolas

Bajarías esas gradas y llegarías a la calle casi corriendo, con los botines altos a medio amarrar, alternándose con lo frondoso del encaje de tu enagua. Caminarías hasta el fondo de la calle, los tacones de tus zapatos chocando con el frío gris de los adoquines; una esquina, luego otra. Te tocarías el rebozo, recordando que olvidaste tu cartera pero no te importaría porque no era necesaria, no contenía nada importante como el corazón bombeando o el bulto en la garganta o la humedad en tu entrepierna, cosas que llevabas bien puestas en su lugar. En una mano apretarías inconscientemente el papel que leíste antes de bajar aquellas gradas y estarías a punto de dejarlo caer al caño limpio, con su río artificial en sequía permanente. Alcanzarías otra esquina, la del farol que nunca se apaga porque pareciera vivir en el olvido del apagador de faroles, lo mirarías de reojo y recordarías el último beso que no recibiste, con un adiós se veía cada vez más cercano. Dudarías en la siguiente calle, antes de seguir el rumbo que tenías trazado desde el papel recién leído y pensarías que tal vez sería mejor devolverte sobre la prisa de tus pasos, un poco más lentos, más pensados, menos apasionados, más cuerdos. Dudarías en decidir con qué le extrañaste más, si con tu cabeza, con el pecho o con el coño. Respirarías profundo, con la luz del farol eterno alumbrándote en el pelo y punzando en el recuerdo de aquel coche que se iba y no supiste de quién era. Te reirías sola, pensando en lo que dirían tus tías solteronas si supieran que a los 17 ya no eras virgen y que no lo habías sido desde hacía casi un año. Tus tías que te decían que escribir versos no era algo digno de mujeres, menos verse con un poeta, que eso no era de señoritas. Seguirías tu camino entonces, gracias a una ráfaga de aire fresco en medio de aquel infierno de los últimos días, como si el viento te empujara hacia algo que estabas esperando. Caminarías más recordando los meses pasados, el silencio, la duda y la esperanza de que sus letras volvieran a darle sentido a tus palabras, de que sus dedos penetraran otra vez tus muros. Caminarías resonando en los adoquines, con más prisa que antes, con menos aire que antes, alargando los ojos hacia donde no alcanzaban, en busca de aquel árbol. Llegarías a la bocacalle indicada, donde la ciudad se abría hacia el cielo y el verde cambiaba el paisaje gris por un vacío refrescante, y cruzarías esa última calle como si fuera tu última calle, tus últimos veinte pasos hacia la muerte. Y lo verías ahí, sentado bajo el árbol, con un libro entre las manos y los ojos, con un bigote que no le conocías, con la misma silueta de tipo interesante viendo hacia abajo, como si el resto del mundo fuera nada y sólo importaran las palabras entre sus dedos. Sus dedos. Sus dedos que hacían magia en todos los ámbitos posibles de tu vida. Recorrerías los pasos finales como una niña que empieza a caminar, con las piernas tambaleantes y dudarías del rumbo en ese momento, como si de verdad hubieras debido regresarte. Lo encontrarías callado, en el Parque de Las Españolas, bajo aquel árbol centenario, sonriéndole a su libro, al libro que le diste antes de que se fuera. Tu libro. Y le dirías: “Mi coño te ha extrañado”.

Costarricenses desconfían del periodismo tico


En una encuesta realizada en este blog, la semana pasada, se le preguntó a los lectores y lectoras cuánta credibilidad consideraban que tenía el periodismo en Costa Rica. La mayoría (un 70%) contestó que “más o menos” y un 23% dijo que poca. Sólo un 3% consideró que el periodismo tico tiene mucha credibilidad y otro 3% dijo que no es creíble del todo.
Quisimos consultar a dos ciudadanos acerca de sus impresiones sobre el tema y los resultados fueron muy similares a los reflejados en la encuesta.
Manuela Guillén, abogada de profesión, dice que por su trabajo tiene que revisar todos los periódicos y que también consulta con frecuencia los medios electrónicos. Sin embargo, a la hora de preguntarle cuál de estos dos formatos considera más confiable, contesta sin dudarlo que los medios escritos.
La prensa escrita es la más confiable porque en Internet me ha pasado que sale una noticia y a las horas le cambian cosas que modifican el contexto de la información por completo”, comentó.
Por su parte Víctor Jiménez, ingeniero en sistemas informáticos, cree que “en este país el periodismo manipula mucho la información sólo para vender noticias”. Además opina que le hace falta objetividad y profundidad.
“No es simplemente sacar un título y decir lo que se piensa porque no todo es opinión, debe existir objetividad en la información. Sí incluyen datos, pero al mismo tiempo le meten su opinión, tratando de inducir a la gente a que piense lo que ellos piensan”, afirmó.
¿Qué pasa en nuestro país que la gente desconfía de lo que decimos los periodistas? Según Luis Sáenz, director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Latina, los medios en su política de explotación mercantil de la información han empezado a sesgar totalmente lo que difunden y no reflejan el verdadero conflicto presente en la sociedad costarricense, que es el conflicto social.
“La información es creíble, el problema es que se utiliza un formato tan repetitivo que el receptor ha optado por apagar el radio o la televisión y no leer periódicos”, agregó Sáenz.