jueves, 5 de marzo de 2009

El políticamente correcto pene (Mar-2009)

Continuamos este mes con los apodos de los órganos reproductores, esta vez dedicándole toda nuestra atención al lado masculino. Nos hemos dado cuenta de que en esta área el terreno es mucho más fértil de lo que esperábamos, pero no es tampoco una gran sorpresa dado que a lo largo de la historia, el hombre ha tenido una mayor libertad de expresión en materia de sexo.
Vamos de nuevo por categorías, a ver qué encontramos:
Del Reino Animal: por lo general cualquier nombre de serpiente es utilizable para nombrar al pene, pero los preferidos son los que citan a especies de gran tamaño como la anaconda o la pitón (lo cual también dice mucho de la modestia del dueño) aunque a veces, a la hora del show, lo que se aparezca sea un gusanillo o una lombriz. Por el lado de las aves también es prolífica la lista pues le llaman el pájaro, la polla, el pato, la paloma, el carraco, el gallo chiricano, el pichón o en casos graves de minimalismo, el colibrí. Partes de animales también sirven de apodo, como trompa de elefante, nariz de conejo, pescuezo de pollo, cola de mono, cacho, cabeza de chompipe o simplemente pico.
De objetos varios: le dicen la tuca, el leño, el tronco, el palo encebado, el bate, el garrote, el tolete, el sable, la espada del augurio (muy Thundercats), la manguera, la perforadora, el taladro, la pistola, el rifle, la ametralladora, la bazuca, la lanza fuego, la flecha, el puro de Campeche (que no echa humo, echa leche), la perinola, el paquete, el pedazo, la pierna del medio, la palanca, el freno de mano, el joystick, el clavo de 4 pulgadas (en reposo) o el mazo.
De instrumentos musicales y otros aparatos de soplar: en este caso tienen que ser comparables con el pene en forma y usos alternos (tener que llevárselos a la boca para que funcionen es un requisito fundamental) por lo que tenemos el saxofón, la flauta dulce, la corneta, el clarinete, la trompeta, la cerbatana, el pito y hasta el espanta suegras.
Los nombres inventados: entre estos están la pilín, el pipí, el piricacho, la miona, la pirula, la pija, el mípalo (ellos preguntan ¿te gusta la miel de Mípalo?), la poronga, el pirulín y la (muy a la tica) picha. En spanglish encontramos el pene-trator y el pene-drive.
Los nombres propios famosos: usualmente la modestia es una virtud ausente a la hora de nombrar al pene por lo que algunos deciden llamarle Rambo, Tarzán, Schwarzenegger, Terminator, MacGyver, 007, Triple X y hasta Chuck Norris; todos grandes personajes de acción y masculinidad extrema. Otros le dicen Nessie (en honor al monstruo del lago Ness), Godzilla o Taz.
De los comestibles: volvemos al asunto de la intrínseca relación entre el sexo y la comida. Por aquí tenemos nombres súper comunes como banano, plátano, guaba, pepino, maní y vainica. Los de chupar: boli, popi, melcocha y helado de palito. Los embutidos: salchicha, salchichón, salami y chorizo. Las harinas: bollo, baguette, arrollado de carne, taco de carne y churro relleno (de aquí se deriva la churromanía…). Y los sustitutos: chupón o chupete.
El velo del tabú tiende a recaer sobre los temas sexuales con una alta frecuencia por lo que la suplantación de nombres es una práctica común y muy justificada cuando se trata de hablar de sexo, en especial cuando se le quiere poner un poquito de picante o jocosidad a la conversación. A veces también se busca el efecto de que suene un poco sensual o bien, políticamente correcto; aunque esta no sea la norma general. Porque “agarrame la verga” no suena tan decente como “agárreme el banano”, pero ambas suenan mucho mejor que “coloque su mano en mi pene”, si saben a lo que me refiero.

2 comentarios:

Guillermo Barquero dijo...

La jupona y el riel: dos básicos que olvidaste.

Unknown dijo...

Definitivamente al órgano masculino le sobran los nombres, por cierto algunos muy divertidos, y cierto se escucha feo decirlo correctamente, mi pareja le llama Levitra supongo que ya sabran porque.