Un espacio para hablar, comentar, contar, criticar acerca de sexo y sus derivados. También para hacer tareas de Periodismo Electrónico, jaja, así que no temáis si aparece algún tema cero sexoso y más periodístico...
miércoles, 29 de junio de 2011
Medios y redes sociales: Luz roja para El Occidente
Medios y redes sociales: Luz amarilla para La Provincia
Medios y redes sociales: Luz verde para Richardmolina.cr
miércoles, 22 de junio de 2011
Periodismo digital: el "todo terreno" de la profesión
viernes, 17 de junio de 2011
La excepción de la regla
sábado, 11 de junio de 2011
Porno para ellas, digo, para nosotras...
“Cinco historias para ellas” recorre argumentos sencillos, como una mujer que planea ponerle los cuernos a su marido infiel o una chica que decide echarse al tipo que llega a entregarle la pizza que pidió.
La diferencia entre estas tramas y las que contendrían una película porno convencional son el abordaje y la inclusión del toque femenino al desarrollo de la historia.
Un especial cuidado en el ambiente donde se desarrolla la acción, la apariencia física de los hombres presentes y, un factor calificado como primordial por la mayoría de las mujeres, la abundancia de besos para darle un aporte de realidad y romanticismo al sexo, son las principales variantes que se pueden identificar.
Muchas mujeres afirman que las películas porno tradicionales no les llaman la atención. La razón más común que esgrimen es que son demasiado explícitas y no reflejan la expectativa romántica que generalmente encierra el acto sexual para las mujeres.
Fuente: Revista SoHo
sábado, 4 de junio de 2011
Las redes sociales: ¿instrumento o influencia?
Ese fenómeno global de acelerado crecimiento llamado “redes sociales” figura en los medios como el gran protagonista de las principales manifestaciones sociales ocurridas, recientemente, en distintas partes del planeta.
Para muestra un botón: en Egipto, la Plaza de la Liberación se convirtió en el centro de reuniones de miles de manifestantes, después de que estos se organizaran a través de sus cuentas en las redes sociales, para protestar en ese lugar contra el gobierno.
miércoles, 1 de junio de 2011
Yo no soy adicta a Facebook
El aumento acelerado en el acceso a Internet y sus bondades como medio de comunicación para quienes lo utilizan, han hecho de este recurso una necesidad casi vital, como el aire, el agua y la comida.
Pero más allá de la accesibilidad a esta forma de comunicarse, yo pienso que su encanto radica en la capacidad de interacción que ella encierra. Tal es el caso de las redes sociales.
Mi experiencia de escritura cibernética inició allá por el 2005 cuando, a instancias de una profesora de cuento, abrí mi primer blog (llamado “Florielazos”) en el que posteaba pequeñas obras literarias mías y, por supuesto, apreciaciones muy personales de la vida.
Cuando surgió la moda esta de las redes sociales en Internet, abrí una cuenta en Hi5, que mantuve activa hasta que apareció Facebook y le pateó el trasero fuertemente.
Aparte de ser más atractiva la parte visual y de diseño de la nueva red, el menú era más dinámico y constantemente estaba renovando las opciones de la página; cosa que nunca sucedió en Hi5 o por lo menos no que yo recuerde.
La inmediatez que Facebook me ofrece con mis amigos y conocidos (hay que reconocer que talvez sólo el 10% de mis 700 amigos registrados son merecedores del título oficialmente) es una delicia.
Además, se ha convertido en un instrumento de catarsis donde puedo escribir lo que pienso, canto, siento o quiero (con la mínima autocensura necesaria para no violar las normas del decoro o la decencia…la mayoría del tiempo), cada vez que se me antoja.
Y lo más rico de eso es que esa misma inmediatez se comprueba con frecuencia, cuando esos amigos y conocidos hacen comentarios (a veces despotrican, también) acerca de lo que puse.
El poder es de quienes tienen la información; esa es una frase que llevo conmigo todo el tiempo. Siempre me ha gustado estar bien informada de todo lo que sucede a mi alrededor y Facebook ha sido una fuente inagotable de información desde que nos presentaron y acepté su solicitud de amistad.
La duda que yo tenía es si era o no adicta a Facebook, porque ya varias personas me habían hecho comentarios (probablemente llenos de envidia) acerca de las horas (muchas) que pasaba conectada a la red.
El lunes hice la prueba: no me conecté más que en la mañana (10 min) y en la tarde (otros 10) para revisar si había algo interesante. Durante el día no me sentí deprimida. No sentí que me moría o que se me quitaban las ganas de vivir. No me dio ansiedad ni perdí el apetito.
Lo que sí pasó es que fue un día extremadamente productivo, hice más trabajo del que hago cualquier día normal con Facebook abierto y me sentí bastante satisfecha por haber avanzado tanto.
Lo disfruto mucho, no lo niego. Me divierte y me informa y, bien aplicado a mi trabajo, es una herramienta maravillosa. Pero yo no soy adicta a Facebook, ya lo comprobé, aunque haya quienes digan lo contrario.